14.6.10

Día del libro: ¿ Y PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA?

En el día del libro, algunas reflexiones, para seguir leyendo.

¿ Y PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA?

Muchas respuestas se han ensayado. Yo creo que encontré una repuesta un día mirando en la televisión a un periodista haciendo unas preguntas a un cosechero de algodón en el Chaco. El chico, de 12, 13 años estaba en la chacra, con su bolsa para recoger al algodón, su sombrero para protegerse del inclemente sol chaqueño. Una de las preguntas (típicas) Qué vas a ser cuando seas grande? Respuesta: Y…cosechero nomás… Creo que no tuvo la oportunidad de soñar otros mundos. La lectura, la imaginación, el conocimiento podrían haberle brindado otros horizontes.

Angélica Gorodischer, la que planta ciclámenes para tener flores en invierno, dice: “Si tenemos la lectura no nos pueden quitar el orgullo ni la actitud crítica, no pueden hacernos pensar lo que no queremos, no pueden hacernos comprar lo que nos venden, no pueden hacernos pasar a delincuentes por salvadores de la patria …nos han quitado tanto…pero hay algo, ese poder que nos asiste, que no nos han quitado, entre otras cosas porque no lo pueden alcanzar y no pueden alcanzarlo porque no les interesa, y no les interesa porque no saben de qué se trata…pero nosotros sí lo sabemos…” Lo dice la Gorodischer

Muchas veces nos preguntamos qué leerles a nuestros estudiantes: Tememos que aquello que a nosotros nos gusta puede no interesarles a ellos, tememos que se aburran, que les parezca anticuado, largo, poco vistoso…

Primero es necesario estar convencidos de que para llegar al conocimiento es necesario leer, leer diarios, revistas, paginas de Internet, novelas, relatos, ciencia, ensayos, tesis, poesía….

Tal vez sea cada vez más necesario alejarse de las estructuras tradicionales (y no estoy hablando de dejar de lado las narraciones tradicionales ni los clásicos) estoy diciendo más que nada dejar de lado las estructuras que nos encajonan, que no nos dan libertad para salirnos de lo marcado en el texto, que no permite tomar para el lado que “nos da la gana”, estoy hablando de textos con posibles abordajes mas cercanos tanto a lo cotidiano como a lo surrealista.

No es fácil seleccionar lo que vamos a ofrecer a los demás. Creo que es bueno buscar textos que se alejen de los viejos estereotipos, de aquellos héroes inmaculados, brujas feas, princesas flacas y lánguidas, amigos fieles e inseparables y madrastras terribles. Ahora la literatura se permite mostrar los defectos de sus personajes, los conflictos sin resolver, las historias inconclusas, prohibidas, escatológicas, provocadoras y creo que esa diversidad convence más aunque nos interpele, porque pone palabras a nuestros reclamos, a nuestros logros, a nuestro dolor. Incluso hoy las historias terminan mal y si bien eso puede producirnos una decepción momentánea nos acerca más a la comprensión del mundo. Cuando las estructuras se desarman nos desarman pero volvemos a empezar. Ahora hay abuelas que, como la Nona Insulina de Ema Wolf, primero son viejitas, después se casan, después conocen al marido, después empiezan la escuela secundaria, después la primaria, después el jardín, mas adelante aprenden a caminar y hablar, luego toman chupete y finalmente nacen. Hay pulguitas de un chaqueño conocido (Gustavo Roldán) que recitan la pata, la peta, la pita, la pota, la puta…y no se conforman y atacan con la repata, la repita….hay guerras de pis, serpientes hechas con retazos de tela en un centro de detención clandestino, composiciones sospechosas contadas por Antonio Skármeta, deseos de “cuando me muera quiero que me toquen cumbia”, y hay ogros bonachones, brujas coquetísimas, directoras con caras de chancha y mucha, mucha belleza en el lenguaje, en las palabras y las imágenes que vemos a través de Zoom, de Olivia, de Siete Ratones Ciegos...

Lo que NO tenemos que preguntarnos es si les leemos o no. El maestro, padre, madre abuelo que lee a sus alumnos o hijos enseña a leer y si lee en voz alta todas las veces que puede mejor, como dice Mempo Giardinelli.

No podemos relegar la lectura a cuando me sobra tiempo, tiene que ser algo pensado, proyectado, deseado si queremos que resulte inolvidable. Igual no hacerse problemas porque nosotros o nuestros chicos no recuerdan lo que leyeron, no, no importa. Al respecto Marina Colassanti dice que : leer y olvidar es como el mar que llega y se va …pero queda la espuma.

Sí a poner sin imponer nuestro criterio de lector, decir lo que consideramos relevante, releer párrafos, buscar pistas, no pedir la renarración cronológica con aquellas preguntas que pasó primero y después? Tener cuidado con los textos que pretenden deliberadamente enseñar, que pueden ser buenos para muchas cosas, pero muchas eces no es literatura, cuidado con las interpretaciones unidireccionales -si terminamos de leer y nosotros expresamos aquí el autor nos quiso decir esto…estamos condicionando y no damos lugar a otras miradas- Si a las relaciones intertextuales, a jugar con la palabra, a transitar la lectura diaria, propiciar espacios de silencio para la reflexión, a abrir la discusión.

Otra vez Gorodischer: “”En Islandia están creciendo los abedules, para llegar a esa realidad tuvimos que pasar por tantas cosas: comienzo de la humanidad, de la escritura, los escriban abocados a las listas de riquezas de sus señores, luego el relato de las hazañas de los emperadores, las sagas, las invasiones de Dinamarca y Noruega, y la lectura de las sagas en las largas noches, aquellas que les hablaban del mar, de viajes, de comida, de la necesidad de seguir viviendo…y después, mucho después llegó el libro como dispensador, de alegría, de dramas, de consuelo, con forma de universo o de arena como lo pergeñó Borges”

Y el libro llega hasta hoy, para que de noche en la tranquilidad del cuarto, cuando un reflejo de esa luna hermosa y grande que se ve en Ushuaia sobre el recorte perfecto de los Andes, se cuela entre los árboles y el cielo fueguino es gris y cerrado y no sabemos qué pasa afuera, sin embargo de las páginas surgan - palabra a palabra- las voces de los que nos precedieron, los aullidos de los lobos, el canto del cisne y del jilguero, las lágrimas de Madame Bobary, las tinieblas del castillo de Elsinor, la manchega llanura del que con Sancho soñó caminos y mundos mejores, las nanas de la cebolla, los versos de Oliverio, y Sandokan, el príncipe de Borneo, y la revolución eterna de Andrés Rivera y la Cabal con su inolvidable Toby, y Andruetto y con su arbol florecido de lilas…

“ Han pasado 6000 años de escritura, y ya no es papiro arcilla ni tinta, sino luz sobre la pantalla de la computadora”[1], pero aun así, muchas veces, a la noche, cuando cae la nieve sobre las lengas, la calle es de hielo, el viento quiebra las retamas secas, ni un alma en las veredas y la humedad y el silencio quieren entran a nuestros cuerpos, podemos conjurar el momento con un buen libro en la mano.

Ester Liva


[1] Gorodischer, Angélica. A la tarde, cuando llueve. Buenos Aires, Emecé, 2007.



23.5.10

Valentino leyendo en la cama de la Nona Piti
¿Qué fue de la tradición de leer un cuento a los niños antes de acostarse? ¿Acaso las abuelas aún distraen a sus nietos con viejos y fantásticos relatos? Sería bueno que fuera así porque a los niños aún les gustan los cuentos, aunque ahora los abandonan cada vez antes por la fuerza de la imagen.Érase una vez un mundo donde los niños aprendían a leer, a imaginar, a crear una dimensión de fantasías a través de los cuentos. Desde muy pequeños, entrar en la cama era penetrar en un bosque encantado, o quizá en un castillo de caballeros y dragones. Esa era su mejor compañía y su ilusión.Primero se limitaban a escuchar los relatos narrados por sus padres o los abuelos después, cuando ya podían interpretar lo que se escondía tras las frases de sus libros preferidos, se introducían en este mundo imaginario por sí mismos.Pero ocurrió que, como por el hechizo del mejor mago del más increíble cuento, las palabras se hicieron imágenes, y lo que antes admiraban, ahora lo vivían. Y el cuento cambió.Según coinciden libreros y editores, en España ahora se publica más y mejor que nunca literatura infantil, pero no son muy optimistas respecto a la afición lectora de los niños. Los padres ya no dedican parte de su tiempo a leer o contar a sus hijos lo que a ellos les narraron cuando eran pequeños; la habitual falta de tiempo explica en parte este cambio de hábitos que también se explica por el hecho de que resulta más cómodo poner al niño frente al televisor, la videoconsola o el ordenador y dedicarse a sus propias actividades. Engancharse a la lecturaNo es de extrañar que cada vez más temprano los pequeños se acerquen a las realidades virtuales y, por lo tanto, que pronto abandonen la lectura. Si se incrementan las ventas de libros infantiles, según las asociaciones editoriales, es por el aumento de los lectores inducidos, debido a la preocupación de los colegios por estimular la lectura, pero sin que se consiga que al final se enganchen a ella.Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, lo explica de este modo: “Es verdad que está aumentando el hábito de lectura entre los 8 y los 12 años, pero lo que se sabe es que a partir de esta edad cada año se va perdiendo un grupo mayor de lectores que no se vuelven a recuperar hasta que no cumplen los treinta y tantos”.¿Cómo enseñarle?No es fácil, ni bueno, evitar que un niño se sienta atraído por la realidad que le ofrecen las nuevas tecnologías, pero no por ello hay que abandonar unos estímulos que le servirán para no perder la afición literaria y para hacer que su imaginación trabaje con otros elementos. Hay que educarle para que sea así, y el mejor camino es compartir ese aprendizaje.En principio con el relato, por ejemplo al ir a la cama; que el niño vea cómo sus padres imaginan otros mundos para él y explicarle que lo hace gracias a los cuentos que leyó de pequeño; después con la lectura de libros con imágenes que recreen el cuento.Cuando ya sepa leer, lean juntos, compartan y comenten las historias. De esta manera aprenderán a vivir con intensidad la pura imaginación. Probablemente, después la batalla del tiempo estará perdida ante la televisión y los ordenadores, pero quizá puedan conservar el gusto por la lectura, al menos unos minutos cada día. Más aún, si es una oportunidad de compartir ese tiempo con sus padres.
Es un aporte de Ediciones del Sur.

5.5.10

Concurso de fotografía "La lectura en la mira: imégenes de libros, lectura y lectores


“LA LECTURA EN LA MIRA: IMÁGENES DE LIBROS, LECTURA Y LECTORES”
Ushuaia. Lanzan en Tierra del Fuego un concurso de fotografía. La Asociación de Bibliotecarios de Ushuaia, con el auspicio de la Secretaría de Cultura de la provincia de Tierra del Fuego, de la Dirección de Bibliotecas y de firmas locales, ha organizado el concurso fotográfico “La lectura en la mira: imágenes de libros, lectura y lectores”. La fecha de presentación de los trabajos es hasta el 30 de junio de 2010 y existen dos categorías: la 1, para concursantes de 15 años en adelante, y la 2, para interesados de 8 a 14 años, ambos grupos de cualquier nacionalidad. Los premios serán cámaras fotográficas, MP4 y libros.Las obras fotográficas se entregarán en sobre cerrado, sin inscripciones externas salvo nombre del Concurso “La lectura en la mira”, mencionando la categoría 1 o 2 (según corresponda por la edad del participante) y un pseudónimo del autor. Dentro del sobre colocará otro sobre más pequeño que contendrá en su interior el pseudónimo junto con sus datos personales verídicos, incluyendo número de teléfono, e-mail y domicilio. En caso de los menores de 14 años se consignarán los datos del padre, madre o tutor que represente al niño en esta oportunidad y los datos del niño y el colegio al cual concurre.Se exigen solamente dos tamaños: uno denominado mínimo, de 15 x 21 cm y uno máximo de 30 x 45 cm, en formato analógico o digital. Cada participante podrá presentar un máximo de 3 obras. Los interesados deberán contactarse con la Asociación a los siguientes accesos: teléfono (02901) 423275 o al email:mailto:dirbibliotecaush@hotmail.com[Fuente: Ester Liva]

12.4.10

















Aprendiendo sobre blogs con Fernanda Rodriguez Briz.
Nuestros estudiantes, usuarios de Bibliotecas, no llevan mucha ventaja en esto,
pero lo importante es intentarlo, no rendirse, seguir y seguir o comenzar...

Poesías susurradas















Bibliotecarios reunidos s susurran poesías en Ushuaia

6.11.07

Estamos empezando a formar la Asociación

Cuanto más andamos la profesión, más nos damos cuenta de lo necesaria que es la unión, la formación y el aprendizaje permanentes.



Asociarse es compartir, integrarse, hablar, reflexionar, luchar, trabajar, participar, aprender y enseñar, aunar esfuerzos en una misma dirección y buscar respuestas a los problemas.


Asociarse conlleva una enorme responsabilidad, por que el que forma parte de un grupo ha de estar dispuesto a empujar como cualquier otro, en la medida de sus posibilidades para que estos objetivos se cumplan.


El asociacionismo es algo más que la protección y desarrollo de un gremio determinado, es una forma de participar en positivo para nuestro bien como profesionales, el de las bibliotecas existentes o futuras y la satisfacción de nuestros usuarios.